El diseño de tu cocina: las ventajas de una disposición en L

Cristina Jiménez Cristina Jiménez
The Original British Standard Kitchen, British Standard by Plain English British Standard by Plain English Kitchen Wood Wood effect
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Una cocina distribuida en forma de L es aquella que dispone de muebles a lo largo de 2 paredes contiguas, formando entre sí un ángulo de 90 grados. En estos casos, ambos paramentos deben ser de longitud similar pues es la manera en que la cocina quedará equilibrada, pudiendo funcionar correctamente. Para que esto sea así, el espacio de la cocina debe tener forma cuadrada o casi cuadrada. A partir de ahí, caben muchas variantes para este tipo de organización, válido para cocinas de características muy distintas o que respondan a estilos decorativos de lo más dispares. No obstante, este tipo de cocinas son muy habituales cuando tenemos un espacio de tamaño mediano o grande, donde podemos añadir una isla de cocina, ya que resultan bastante prácticas porque permiten organizar bien los diferentes elementos que la componen. También resultan estéticamente muy atractivas ya que dan mucho juego a la hora de elegir el mobiliario, los acabados y la distribución de los módulos y electrodomésticos permitiendo, además, contar con un espacio despejado y cómodo que da lugar a cocinas muy agradables y bien aprovechadas. 

Si estás pensando en organizar tu cocina con este tipo de distribución en L, seguro que los siguientes consejos y los ejemplos que te mostramos en este libro de ideas te servirán de inspiración y te ayudarán a sacar el máximo partido a la estancia.

1. Más espacio para almacenamiento

En un espacio en el que se acumulan tantos elementos diferentes, contar con espacios de almacenaje suficientes es fundamental para logar una cocina cómoda y eficaz. No sólo la cantidad de espacio es importante, también lo es que esté bien repartido a lo largo de la cocina, puesto que son muchas y muy variadas las necesidades de almacenamiento que este espacio tiene. Una cocina que apuesta por un diseño en L nos permite aprovechar las dos paredes que alojan los muebles a la hora de distribuir de una manera adecuada el almacenamiento necesario.

2. Distribución del almacenaje

La posibilidad de contar con dos líneas de mobiliario contiguas nos va a permitir organizar las distintas zonas de almacenaje que necesitamos en la cocina: 

- Debemos reservar sitio para el menaje y los objetos que utilizamos para la preparación de la comida y, normalmente, también para su degustación.   

- También debemos reservar un espacio donde tener organizada la materia prima que utilizaremos al cocinar, tanto la comida como la bebida y demás elementos que empleamos para dar sabor a los platos o para garantizar su conservación (especias y otros aderezos). 

- La comida preparada también requiere de espacio, normalmente una nevera y/o congelador con espacio suficiente para cubrir las necesidades diarias de los habitantes de la casa.

- No debemos olvidarnos de reservar un espacio para los desechos y desperdicios, que también ocupan buena parte del sitio de la cocina, y que es importante prever para facilitarnos su reciclaje.

3. La secuencia de trabajo

Como vemos, un reparto adecuado de las diferentes zonas, asociadas a los distintos usos que tienen lugar en la cocina, es fundamental para que ésta sea práctica y funcional. No sólo contar con el espacio adecuado para cada área de trabajo es importante, también es fundamental la secuencia que se da entre ellas. Así, una de las relaciones secuenciales más importantes es la que se establece entre el punto de agua, la zona de preparación de alimentos, la zona de cocinado y el área de basura.

4. Permiten el uso simultáneo de la cocina

Las distancias que se guardan entre las distintas áreas funcionales y los obstáculos que se puedan interponer entre ellas serán determinantes a la hora de trabajar cómodamente en nuestra cocina. Un buen planteamiento de la cocina en L nos va a garantizar una cocina confortable y, sobre todo, eficaz. Este tipo de cocinas, por su tamaño y posibilidades de diseño, pueden permitir el trabajo a varias personas a la vez en la cocina sin estorbarse, aprovechando las dos zonas de encimera disponibles y el reparto de los módulos de cocina que van asociados a cada una de las partes de la L.

5. Posibilidad de contar con un fregadero extra

Saber cómo acostumbramos a trabajar en la cocina de nuestra casa o el número de personas que suele utilizarla a la misma vez nos permitirá organizarla de forma lo más adaptada posible a nuestras necesidades. 

Un diseño de cocina en L nos facilita la posibilidad de customizar la cocina y adaptarla al máximo a nuestros usos y costumbres. Nos da la opción, por ejemplo, de separar el punto de agua de la cocina en dos para adaptarse  mejor a la manera en que cocinamos habitualmente. En ese caso, dejaríamos un punto de agua para la limpieza de los alimentos, cercano a la superficie de trabajo y equipado con un escurridor, y otro fregadero, separado del primero y siguiendo un orden secuencial lógico, reservado para la limpieza de los platos, vasos y demás utensilios de cocina. 

6. Diseños que permiten diferentes materiales en la encimera

También es posible que nos interese situar el punto de agua en una isla de cocina, si tenemos la posibilidad de organizar un elemento de este tipo en nuestro espacio de cocina. En ese caso suele ser habitual dejar la L que configura la cocina reservada a almacenaje y utilizar la isla como espacio de trabajo. 

Si la isla de cocina es suficientemente grande, nos permite muchas opciones de diseño. Por ejemplo, puede incorporar también una zona reservada a comidas informales o una barra de desayuno, como ocurre en la cocina de la imagen. En estos casos, podemos optar por jugar con el tipo de superficies empleadas en las distintas zonas de la cocina, pudiendo elegir encimeras de materiales o colores diferentes para la isla y para la zona de muebles perimetrales.

7. El espacio necesario para una cocina en L con isla

Contar con una isla en la cocina es una buena opción siempre que dispongamos de espacio suficiente para que ésta resulte práctica. Las islas de cocina deben responden a las proporciones de la estancia, de manera que no sature el espacio disponible y dejando una zona de paso suficiente entre la isla y las encimeras perimetrales, de alrededor de 1 metro. 

Si las dimensiones de la estancia no nos permiten colocar una isla que nos garantice una cocina cómoda y práctica, es mejor recurrir a la colocación de una mesa de apoyo, que facilite la circulación dentro de la cocina, como en el caso de la vivienda que nos proponen nuestros expertos y que vemos en la imagen. 

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