Esta casa aprovecha las vistas hacia el exterior gracias al encanto del cristal. Sencilla, con un juego de techos inclinados que aportan cierto movimiento al diseño, la vivienda sobresale por sus notas rústicas, pinceladas de color y una pequeña terraza que conecta con el jardín. Proyecto del arquitecto brasileño Carlos Eduardo De Lacerda, se ubica en Espírito Santo rodeada de morros y abundante naturaleza. ¡La conocemos!
La presencia del cristal, mejora el diseño, las vistas y la calidad espacial. Una terraza con pérgola crea un espacio de reunión al aire libre que conecta con el interior con el exterior. Una base de piedra complementa la fachada, la cual se cubre de vegetación gracias a varias plantas trepadoras que resguardan la entrada principal.
El color elegido para la fachada, en amarillo, contrasta con el césped que rodea la casa. El diseño elegido se corresponde con el entorno natural en donde el color verde y la vegetación son, sin duda, protagonistas.
La casa sobresale por sus techos a dos aguas, con tejas y estructura de madera. Una pared de cristal se extiende hasta el piso iluminado el interior de la vivienda. La contrafachada reitera el lenguaje que veíamos en el frente de la casa.
Los detalles en madera cumplen un rol principal. Los vemos como parte de la estructura del techo, en la pérgola de la terraza y en la carpintería. Hacia el interior tampoco pasa desapercibida, forma parte de los muebles y de una sencilla escalera.
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Equipada con un banco de madera, la terraza se cubre con una pérgola de madera. Los listones de la cubierta sirven para colgar plantas y darle un aspecto bien natural al espacio. En el piso, una superficie de piezas de barro cubre la zona añadiendo una nota rural y campestre.