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Para quienes no estéis familiarizados con el mundo de la Arquitectura, tal vez la figura de Le Corbusier no os diga nada, sin embargo, podemos considerarle bastante responsable de los cambios que experimentó la Arquitectura durante el siglo XX y de que nuestras casas y pisos sean como son hoy. Charles Edouard Jeanneret-Gris, que es el verdadero nombre de este Arquitecto (y también pintor) que ha pasado a la historia con el seudónimo de Le Corbusier
nació en Suiza a finales del siglo XIX, aunque la mayor parte de su carrera la desarrolló en París. Fue allí donde empezó a trabajar con su maestro, Auguste Perret, pionero en la técnica de construcción hormigón armado, que tanto influyó en la obra de Le Corbusier. Principal figura de el Racionalismo, viajó por todo el mundo y trabajó en diferentes países, relacionándose con las principales figuras de la época: Ludwig Mies van der Rohe, Walter Gropius, Frank Lloyd Wright,… todos ellos responsables de la revolución que experimentó la Arquitectura en torno a los años 30 del siglo pasado, época dorada de la Arquitectura (Movimiento Moderno).
Le Corbusier trabajó como Arquitecto y Urbanista y fue, además, un teórico que estuvo especialmente interesado en la arquitectura residencial y en solucionar el problema habitacional que existía en un mundo industrializado y en una sociedad marcada por las guerras mundiales. De ahí que parte de su trabajo fuera enfocado a hacer de la vivienda una máquina para habitar
(traducción literal de su definición de lo que debía ser la casa en una sociedad pos-industrial) .Pero su concepto de vivienda va más allá, creía que el objetivo de la arquitectura debía ser el de generar belleza y que ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de los propios edificios, sin dejar de lado a la vivienda social. Fue un trabajador incansable, que realizó multitud de proyectos, algunos de los cuales muchos nunca llegaron a realizarse aunque sí sirvieron para marcar a generaciones posteriores de arquitectos. Entre sus diversas teorías influyentes, vamos a poner el foco en este libro de ideas en sus cinco puntos de una nueva arquitectura
y en cómo ha servido para definir las viviendas tal y como las conocemos actualmente. ¿Nos acompañas?
En 1926 (ya ha llovido) Le Corbusier presentó un documento que resultó clave para la Arquitectura y para el futuro de la vivienda. En él expone y enumera sus ideas arquitectónicas, los llamados cinco puntos de una nueva arquitectura
. Estos puntos representaron una importante innovación en el concepto de vivienda existente en la época. Le Corbusier trataba, mediante su nueva concepción de vivienda, aprovechar las nuevas tecnologías constructivas, derivadas especialmente del uso del hormigón armado, no sólo en edificios industriales sino también en viviendas, donde hasta ese momento no se aplicaba o se ocultaba su uso mediante un exceso de ornamentación.
pilotis
Le Corbusier entendía que la planta baja de la vivienda, al igual que la calle, debía pertenecer al automóvil, ya sea para circulación o para aparcamiento (aún no se era consciente de los problemas de contaminación que el uso masivo de los automóviles traía consigo). Por este motivo, consideraba que la vivienda se debía elevar sobre lo que él llamaba pilotis (pilares redondos de hormigón), permitiendo el movimiento de los vehículos a pie de calle. De este modo, se accedía desde esa planta baja liberada para el coche directamente a la vivienda, en definitiva, como a la larga ha ocurrido en las viviendas modernas, con el garaje situado en planta sótano.
Le Corbusier establecía que debía usarse una estructura independiente (en lugar de que los propios muros fueran también la estructura). Las nuevas tecnologías del hormigón armado podían generar una estructura de pilares en la que apoyar losas que configuraran cada planta y, de esta forma, el arquitecto podía tener libertad para decidir dónde situar los cerramientos, siendo éstos independientes entre los distintos niveles de la vivienda.
Esta idea está hoy en día totalmente asimilada e integrada en la construcción actual.
Gracias a que la estructura se disponía de manera independiente, los pilares quedaban retrasados respecto a la fachada, que ya no debía tener función portante, dejando al arquitecto total libertad para el diseño de la envolvente exterior del edificio.
De este modo el proyectista ha podido realizar composiciones de fachada que antes no eran posibles, pudiendo recurrir a grandes huecos acristalados como en la vivienda que vemos en la imagen.
La libertad en la fachada permitía también recurrir a ventanas horizontales, que en una fachada portante no eran posibles por la condición estructural de los muros. Mediante el sistema estructural planteado, las ventanas podían abarcar todo el ancho de la fachada, mejorando la relación con el exterior, aprovechando las vistas panorámicas, y permitiendo un mejor aprovechamiento del sol en los espacios interiores.
Hoy en día estamos ya acostumbrados a fachadas como la de esta casa que nos muestran nuestros expertos, pero hubiera sido imposible sin la aportación de los 5 puntos establecidos por Le Corbusier.
La creación de un jardín en la cubierta del edificio es otra de las revoluciones que nos trajo Le Corbusier. Para él, la superficie que la vivienda usurpaba
a la naturaleza debía de ser devuelta a ésta en forma de jardín en la terraza del edificio. Con ello, convertía el espacio sobre la vivienda (encima de las nuevas losas de hormigón) en un espacio aprovechable para el esparcimiento, que además servía de aislamiento térmico. En definitiva, una medida sostenible que todavía se reclama para abordar los problemas de la ciudad moderna.
Le Corbusier era partidario de incorporar lo último en tecnología a los ambientes domésticos. Fascinado por la industria del automóvil, su idea era pensar en la casa como si fuera una máquina. Hoy en día esto se ha conseguido en parte, no tanto en la tecnología aplicada a la construcción de las viviendas, que no tiene el nivel de industrialización aún que Le Corbusier perseguía, pero sí en el nivel de tecnificación de los aparatos electrónicos que en ella usamos, principalmente los electrodomésticos, ordenadores y otros aparatos de imagen y sonido. Podemos encontrar una gran variedad de modelos de este tipo de aparatos, con diferente gestión de la energía que consumen y, algunos, con las últimas innovaciones en tecnología para ser controlados incluso desde móviles inteligentes.
