5 razones por las que siempre deberías comprar bombillas led

Vanesa Matesanz Vanesa Matesanz
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Ahora que el precio de la luz ha encontrado sus máximos en plena ola de frío, todos buscamos ahorrar cuanto más, mejor. Y para ello seguimos una serie de trucos, aunque el mejor para ahora y para siempre es comenzar a usar bombillas LED en casa. Si aún no las usas, te aseguramos que será una de las mejores decisiones que puedes tomar por ti y por tu bolsillo. 

Y… ¿sabes cuándo surgieron? ¿Y quién las inventó? Pues bien, este reciente invento surgió en el año 1962 de la mano del ingeniero americano Nick Holonyak. En aquel año creó bombillas LED rojas que eran el indicativo de encendido y apagado de los aparatos eléctricos, electrodomésticos, etc. ¿Te suena no? Pues bien, no sería hasta el año 1993 cuando surgió la blanca que todos conocemos y de la que hemos recopilado sus 5 principales ventajas en este libro de ideas. 

Te vas a preguntar cómo has podido vivir sin ellas antes o te reafirmarás en la buena compra que has hecho al invertir en ellas.

1. Ahorro energético

Su bajísimo consumo convierte a las bombillas LED en las más económicas del mercado hoy en día. Y aunque el desembolso inicial es bastante más alto que comprar una tradicional, lo cierto es que sale más que rentable a medio y largo plazo teniendo en cuenta los siguientes datos: 

- Una bombilla LED es hasta 30 veces más duradera que una incandescente.

- Dura 30 veces más que la de un tubo fluorescente y 25 veces más que la de un halógeno

- Incluso te aguantará en casa 3 veces más que una de bajo consumo.

Y es que estas ni se funden, ni se rompen, ni nada. Solo se van apagando poco a poco, por así decirlo. Tienen hasta 50.000 horas de duración (ahí es nada), lo que equivale a que pasen alrededor de 6 años encendidas las 24 horas sin apagarse ni por un momento. Y al tener esta larguísima duración por lo que nos ahorramos también los costes de sustitución, mantenimiento, etc. 

2. Eficiencia energética

La tecnología de las bombillas LED se basa en una enorme eficiencia energética, e incluso en los últimos años se ha logrado mejorar el rendimiento llegando a más de 170 Im/w, consumiendo un 80% menos que las de toda la vida.

Tienen además una naturaleza de encendido de lo más confortable, ya que tienen su máxima potencia desde el primer momento en el que le damos al interruptor, es decir, que no se encienden poco a poco si no instantáneamente. Todo un placer.

Este modelos, al contrario que el de las tradicionales, aprovechan un 90% de la luz emitida con una perdida de un 10% de calor. Vamos, que son bombillas que le dan la vuelta a las cifras de las convencionales, que consiguen perder un 90% del calor y solo aprovechan el 10%. ¿Y en qué se traduce esto? En que emiten más CO2… . 

Y es que otra de las enormes ventajas de las LED no solo para nuestra casa, si no para el resto del mundo, es lo ecológicas que son.

3. Ecológicas y sin radiaciones

Apostar por las bombillas LED es apostar por la opción más ecológica: no tienen plomo, ni mercurio, ni emiten (como decíamos antes) prácticamente CO2 a la atmósfera al aprovechar el 90% del calor que emiten, al contrario que las tradicionales. 

La tecnología LED tampoco emite radiaciones de ningún tipo, ni ultravioletas ni infrarrojas, lo que nos ayuda a evitar riesgos para nuestra salud así como la molestia visual que produce muchas veces la luz emitida por otro tipo de bombillas más viejas. Una luz que, en el caso de las LED, por ejemplo no atrae siquiera a los mosquitos. 

Conclusión: invirtiendo en este tipo de bombillas estamos ayudando muchísimo a reducir las emisiones de CO2 y con ello a proteger el medio ambiente. Son la opción más sostenible y recomendable para nosotros y para todos los que nos rodean…  

4. Elegirás el color de la luz

Con un índice cromático medio de 80 sobre 100, las bombillas LED se convierten en una opción perfecta. ¿Qué es este índice cromático? Pues bien, el CRI refleja en forma de porcentaje la fiabilidad de la luz que emite la bombilla, al compararla con la luz natural. Se mide en una escala entre el 0 al 100, donde 100 es la luz color natural. Un buen ejemplo sería el de las que tienen un CRI de 80 sobre 100 que nos dará unos buenísimos resultados, con gran respeto al brillo de las tonalidades más naturales.

Tiene, además, diferentes tonos de luz que se distinguen en general entre fría y cálida; y en concreto entre blanco cálido, blanco frío y blanco puro. Esto va en función de los denominados grados Kelvin de cada bombilla LED.  Si hablamos de una luz más bien amarilla estamos ante unos 2.700ºK y si queremos blanca rondaremos los 6.000ºK. Esta última al ser tan blanca y comparable con la luz del día, es muy utilizada en hospitales o grandes fábricas.

Las temperaturas más elegidas por regla general son los 2700ºK  para dentro de las viviendas, 3000ºK para lugares de trabajo y 4000ºK para garajes, trasteros, almacenes, etc. Además, si con esto no te aclaras, puedes pedir que te dejen una tabla donde lo verás con más claridad antes de comprar tu bombilla LED para ver mejor el tipo de color. 

5. Resiste a todo

Las bombillas LED tienen otra ventaja más: y es que resisten temperaturas muchísimo más extremas que las incandescentes, además de mayor humedad y vibraciones. Por lo que son perfectas para todo tipo de viviendas y entornos se sitúen dónde se sitúen. Además resisten también a muchísimos ciclos de encendido y apagado sin que se vea dañado su rendimiento en ningún momento.

Son mucho más versátiles y hoy en día puedes encontrarlas en prácticamente cualquier ferretería o tienda especializada vivas en una ciudad grande o pequeña. Ya están al alcance de todos, así que no tienes excusa para unirte al club de las bombillas LED.

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